peixes de cores

viernes, 26 de noviembre de 2010

Despois de moite tempo viaxando, o peixe chegou de novo a gran bahía.

lunes, 21 de mayo de 2007

Sexta inmersión. Suerte, azar, destino.

-¡Qué suerte! ¡Qué suerte! ¡Que suerte!
Por más que se lo repitiese no dejaba de resultarle extraña esta frase. Nunca había creído en ella. La escuchaba siempre con recelo en boca de otros. En el fondo, no le importaba que se alejase. Siempre le había gustado lanzar cosas al estanque y ver como se hundían, observando y apreciando el instante, la calma, ... ondas infinitas de agua.

¿Qué tiene de bello el naufragio de un barco de papel?- escuchó en la lejanía.

miércoles, 28 de marzo de 2007

Quinta inmersión. Los límites del oceano




Esperó impaciente y nervioso toda la noche. La miraba una y otra vez y bebía de su tristeza. Cerraré los ojos para no volver a ver a Catalina.
Con las primeras luces se puso en camino.

Cuarta inmersión. El viaje


Sucedía el sol a la luna. El pez, feliz como siempre.

Nadaba en el sentido de las agujas del reloj, pasaba por la piedra en forma de huevo, a esta le seguía la moneda de 5 céntimos que se le había caído a un turista noruego, a continuación los tallos de los nenúfares y por último la llave. En un mismo día podía hacer este recorrido unas 300 veces.
Dentro de esta rutina, no podía faltar la visita semanal de un gato. Al que él llamaba sr. Satoru Nakata. Se trataba de un gato persa gris de gran tamaño, pero que poseía una condición que lo hacía especial, detestaba el pescado, lo que provocaba rechazo entre los otros felinos pero lo convertía en compañero ideal para un pez de estanque.
El sr. Satoru Nakata le contaba cómo era el vecindario, cómo había resultado su semana o los viajes que había realizado.
Un día, el pez decidió parar de nadar. Simplemente se le ocurrió y lo hizo. De repente vio la piedra, la moneda, los nenúfares y la llave.
Dos días después volvió a hacer lo mismo. Piedra, moneda, nenúfar, llave.

Miró a la luna, la vio triste. Esperó a que amaneciese.

domingo, 28 de enero de 2007

Tercera inmersión. El estanque congelado

Un peixiño viajero me regaló una foto y con ella su mirada.


Los peces miraban hacia arriba extrañados, ya no podían ver las estrellas.


lunes, 22 de enero de 2007

Segunda inmersión. El pez en el estanque

Camino por la ciudad todo lo rápido que puedo, no soy capaz de ir más despacio. Sinembargo la gente va poco a poco, los esquivo. Hay algo en mi interior que me impide decelerar. Por fin llego a mi destino. Clin-clas, busco en mi bolsillo. Ahí está el manojo de llaves. Cojo la de color azul ducados, me agacho y abro con cuidado la cancela de forja. Desciendo dos escalones y accedo al jardín delantero. De repente el tiempo se para, ahora todo va mucho más despacio. Me detengo y miro hacia arriba, el cielo, siempre había estado ahí, siempre, no me había fijado en que hoy está despejado y sin nubes. Un paso más. Al lado del camelio el estanque. Miro atentamente a los peces naranjas que nadan haciendo círculos. Siempre son naranjas. El más grande de los tres tiene una pequeña mancha en el costado de color rosa, una señal que lo hace distinto. De pronto, se para, los otros siguen nadando.
Hola-dice susurrando con una voz ronca como una nota rasgada de un violonchelo.
Hola-le contesto. ¿Por qué has decidido hablarme hoy después de tanto tiempo?
Hoy me has mirado de una forma diferente-contestó.
¿Diferente?-pregunté yo.
Sí, quizás hoy necesites algo de mi. Tal vez quieres conocer mi secreto.
No tengo muy claro lo que necesito, ¿cual es tu secreto?-le respondí.
Tengo una pócima que te dará la felicidad.
¿La felicidad?-dije extrañada.
Sí. Solo necesitas tres gotas en tu costado y te sentirás feliz inmediatemente. El efecto se prolongará hasta que la luna cambie su forma. Sólo hay un inconveniente...
¿Cual? ¿Tendré que venderte mi alma o mis sueños?-le dije riendo.
No, nada de eso, simplemente que cuando concluyan los 7 días no recordarás nada de lo vivido.
Me quedé en silencio, pensando... 7 días en los que podré ser feliz,... 7 días que no recordaré... cerré los ojos.
Muchas gracias-le dije. Miré de nuevo al cielo, era de noche y la luna me sonreía. Creo que ya me has dado lo que necesitaba.

domingo, 14 de enero de 2007

Primera inmersión

Casiopea, constelación de estrellas. Conjunto de luces distintas que forman un todo. ¿Cual es la que brilla más? ¿Cual tiene más fuerza en cada momento? Toda la vida para conocerme, toda la vida para conocernos.
En esta primera inmersión me olvido de todo. Miro el agua que me saluda y camino al interior. Un interior repleto de peces de colores que me indican el camino, - si quieres desaparecer, síguenos. Cierro los ojos y me sumerjo. Como única música que me acompaña, la melodía creada por mis pensamientos y el ritmo de mi corazón. Levedad.
Mi respiración me susurra que debo volver. Ahora el aire sabe distinto, mi mirada también.